CABRA DEL CAMP

Historia

Cabra del Camp estaba situada en la línea fronteriza del Condado de Barcelona (delante de la montaña de Prades), durante la reconquista de la Cataluña meridional.

El castillo de Cabra es mencionado ya en el año 980, en la cesión que hizo Borrell II a su esposa Ervigi y a su hijo. Fue destruido junto con el poblado durante las razias sarracenas del final de siglo X. En el siglo XI el término fue adquirido por el monasterio genovés de San Martino de Albenga. El 1160 pasó en parte al conde de Barcelona y pronto se formó nuevamente un núcleo de población que estuvo amurallado.

El año 1194, el reí Alfonso I impulsar un cambio de ubicación del pueblo y otorgar carta de población. El traslado dio origen al actual núcleo de población.

Sitios de interés

Tierra de agua y buen paisaje

El camino del Agua

Es un itinerario que nos propone la exploración de este patrimonio tan importante de Cabra.

El agua ha sido un elemento importante en el municipio; de su importancia en dejan empeño la gran cantidad de fuentes, de las que destacan las fuentes de San Cristo, de “Cabarrà”, de la Salud, de la Creu del Gall, de Conill i de Fontscaldetes. También ligado al agua, hay que destacar el abrevadero, el lavadero que acogía tantas mujeres, los torrentes y los interesantes puentes que podemos encontrar, además de todo el sistema de riego que alimentaba los huertos de la población.

Las cuevas y sus montañas

Con paseos de poca dificultad nos podemos aproximar a parajes tanto desconocidos como interesantes: la cueva del Manco, de los Traces, la de los Miquelets, entre de otras, y subir al pico de la Voltorera, el Puig de Cabdells, les Jordans o el Cogulló para disfrutar de las impresionantes vistas.

EL PLA DE SANTA MARIA – 2Km.

Historia

El lugar ocupado por el Pla de Santa María, formó parte originariamente del término del Castillo de Cabra. Era poblado a mediados del siglo XII cuando ya existía la iglesia de Santa María, motivo por el cual el pueblo fue llamado también, Santa María del Pla, aunque el 1178 recibía el nombre de Pla de Cabra. Este nombre fue una de las variantes que acabó imponiéndose al oficial de Villalba El rey Alfonso I dio a Berenguer de Vilafranca Locum Illum Santae Mariae para que fundara y repoblara el pueblo.

La construcción de la iglesia románica a finales del siglo XII demuestra que el pueblo conoció un importante crecimiento. En el siglo XIII tuvo varios encontronazos por problemas de agua con Valls. El 1254 el arzobispo Benet de Rocabertí marcó los límites del término. El 1264 Bertrán de Vilafranca cedía a la mitra el lugar y el término del Pla que pasó a ser una señoría compartida entre el arzobispo y el rey. El Pla donde en el siglo XIV ya se documentaban judíos y sarracenos, fue uno de los miembros más activos de la comuna, siendo la primera ciudad que protestó por el reparto ordenado por el arzobispo Rodrigo Tello para financiar las obras de fortificación de Tarragona. Durante la guerra civil catalana, El Pla se mantuvo al servicio de la Generalidad en desacuerdo de su señor el arzobispo Pedro de Urrea.

Durante la guerra del Segadors se mostró en un primer momento fiel a los castellanos. En cambio, en 1642, el marqués de Hinojosa, jefe de una columna castellana, hizo asediar la iglesia, degolló sus 40 defensores y permitió a sus tropas el saqueo y el incendio del templo y las casas del arrabal del pueblo.

A finales del siglo XVIII, se construyó la iglesia parroquial de Santa María, magnífico ejemplo de estilo barroco con fachada decorada y un gran campanario de planta cuadrada y torreón octogonal con balaustres. Desde 1808 su somatén participó activamente en las campañas contra los franceses. A mediados del siglo XIX disponía de cárcel y escuela. Tenía una fábrica de aguardiente y producía esencialmente cereales, vino, aceite y avellanas.

Sitios de Interés

La Ruta de la Capona

El término del Pla, y concretamente la zona de las Llanuras, concentrada muchas construcciones de piedra secas, edificaciones que desafían el paso del tiempo. Son el testimonio de una época pasada: La piedra como único material para separar fincas, para trazar caminos, para proporcionar cobijo, para aprovechar el agua, para hacer el máximo con lo mínimo. La Ruta la Capona permite descubrir un entorno, un pasado y un patrimonio magnífico y sorprendente, mostrando al visitante el arte de la piedra y la belleza del lugar.

A lo largo de poco más de un kilómetro y medio, en un camino llano, encontramos barracas, macetas, colmena, márgenes y escondites. El itinerario se puede realizar tanto a pie como en bicicleta. Un tramo de este coincide con el GR-175 de la RUTA DEL CISTER y con el sendero local “Un paseo por el término, pasear por los caminos reales”

La Ruta, que se puso en marcha en 2002, ha recibido ya cientos de visitantes, provenientes de diversos lugares del país. Fue ruta de clausura de las Jornadas Europas de Piedra Seca de la Universidad Rovira y Virgili (julio 2002) y recibió el premio a la Salvaguardia del Patrimonio Cultural del Instituto de Estudios Vallencs (2002). Valorar y conocer la importancia de estas edificaciones es el mejor reconocimiento a la agricultura, en muchas manos anónimas que hicieron posible estas verdaderas obras de arte, admirables por su técnica y belleza.

VALLS – 13 Km

Historia

La ciudad de Valls está situada en una zona de paso. Esto hace que desde la prehistoria la zona haya sido ocupada por el hombre. Son buena muestra los hallazgos del yacimiento de Picamoixons, entre otros. Más adelante, en la época de los íberos y en la posterior romanización, los parajes de Valls fueron habitados con intensidad. El yacimiento ibérico del Vilar y el horno de época ibero-romana de Fontscaldes así lo evidencian.

Pero el nacimiento propiamente dicho de la ciudad no se produjo hasta la primera mitad del siglo XII, una vez derrotados los sarracenos que poblaban Siurana y la sierra de Prades.

El año 1194 ya está documentada la iglesia parroquial de San Juan. El 1210 el rey Pedro el Católico concedió el privilegio del mercado semanal. El año 1229 la ciudad ya tenía sus Ordinacions Municipales, unas de las más antiguas de Cataluña, lo que demuestra ya la complejidad de la estructura económica y social de la ciudad.

La villa tenía dos puntos neurálgicos: la iglesia parroquial de San Juan, románica, y el castillo, propiedad del arzobispo, el cual era señor absoluto del municipio desde el año 1391, en que el rey Juan I le vendió su jurisdicción. Fue en esa época, en el último tercio del siglo XIV, cuando se configuraron los límites de la ciudad antigua en construirse las murallas.

La villa tenía una gran vitalidad y se convirtió en la segunda población del Camp de Tarragona a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI. Fue este último siglo el que vio la construcción de varias iglesias y conventos y varias obras civiles de importancia. La más emblemática fue la construcción de la nueva iglesia parroquial de San Juan, entre el 1569 y en 1583.

Tras el empuje constructora de finales del siglo XVI, en el siglo XVII comenzó con crisis constantes que se agravaron con la guerra contra Francia y más tarde con la guerra de Segadors. La ciudad de Valls, situada en un punto estratégico entre Lleida y Tarragona, se vio acosada una y otra vez por las tropas invasoras.

Pasada la guerra la ciudad recobró su pujanza económica hasta principios del siglo XVIII en el que nuevamente se vio acosada, ahora con motivo de la guerra de Sucesión. En 1709, el rey Carlos concedió el título de ciudad a la villa, por los grandes servicios prestados a su causa; un título que Valls perdió al acceder el rey Felipe V en la corona catalano-aragonesa.

La entronización de la nueva monarquía hizo aflorar nuevos dirigentes, especialmente la familia Veciana, que dirigirá el cuerpo de los Mossos de Escuadra, nacidos en la ciudad. A lo largo de la centuria se vio la construcción del nuevo santuario de la Virgen del Lledó, de la iglesia de San Antonio y del cuartel. Fue un momento de gran expansión económica en la que destacaba el cultivo del viñedo y su comercio.

El siglo XVIII se acabó con la fundación de las Fiestas Decenales de la Virgen de la Candela, el año 1791, de gran repercusión en la historia de la ciudad, y con la aparición de las primeras manifestaciones del hecho “casteller” tal como lo conocemos ahora.

El siglo XIX se inició con la invasión francesa durante la cual se produjo la Batalla del Puente de Goi el 25 de febrero de 1809, y continuó con las Guerras Carlistas. Todo el siglo se vio constantemente sobresaltado por motines (1834 y 1845), hechos revolucionarios (1868 y 1869) y enfrentamientos entre patronos y obreros. Unos enfrentamientos lógicos si pensamos que la ciudad contaba con una fuerte industrialización, especialmente en el ramo textil. Tengamos en cuenta, además, que en 1842 Valls llegó a los 16.084 habitantes, por lo que efímeramente se convertía en la cuarta ciudad de Cataluña en peso demográfico, después de Barcelona, ​​Reus y Tortosa. El año 1850 fue inaugurado el Teatro Principal.

La inestabilidad social y la plaga de la filoxera, que afectó a la viña, y provocaron un hundimiento económico de la ciudad. Sin embargo, en las dos últimas décadas del siglo Valls vio varios hechos importantes, como la creación de la fábrica de gas (1880), la fundación del Banco de Valls (1881), la llegada del tren Barcelona-Vilanova-Valls (1883), el nacimiento de la Sociedad Agrícola (1888) y la construcción del campanario de San Juan (1897), el más alto de Cataluña.

Durante el siglo XX se han producido grandes transformaciones económicas, sociales y urbanísticas. Ahora bien: después de la sacudida de la guerra civil (1936-1939), la ciudad sufrió el estancamiento iniciado en la centuria anterior. Sin embargo, podemos destacar que antes de la contienda surgieron iniciativas importantes como la Biblioteca Popular, la Cooperativa Eléctrica y la Escuela del Trabajo. Gradualmente, a partir de los años cincuenta se produjo una nueva expansión industrial. Mientras los sectores tradicionales de la industria (el textil, los aguardientes y los curtidos), así como la agricultura, iban quedando reducidos a la mínima expresión, surgían empresas del sector metalúrgico. La creación del Polígono Industrial, en 1964, permitió la implantación de nuevas factorías y una diversificación del tejido industrial de Valls. Simultáneamente, el sector de los servicios, tanto públicos como privados, ha ido experimentando una expansión.

Sitios de Interés

TARRAGONA – COSTA DAURADA

Historia

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